DESÓRDENES TIROIDEOS

La glándula tiroides se encuentra localizada en la base del cuello. Tiene forma de mariposa, con dos lóbulos laterales unidos por medio de una zona llamada istmo. Su función es la sintetizar hormonas tiroideas: tiroxina (T3) y triyodotironina (T4). Tienen funciones muy importantes como regular el metabolismo de las células del organismo, estimular el crecimiento, madurar y desarrollar el sistema nervioso, regular la temperatura corporal, ayudar a formar vitamina A y participar en el desarrollo y erupción dental.

Su actividad viene regulada por otra glándula situada en la cabeza y que se llama hipófisis (también conocida por el nombre de pituitaria).

De entre los problemas médicos que presentan las personas con Síndrome de Down, la patología tiroidea ocupa un lugar destacado.  Entre los trastornos más frecuentes se encuentran principalmente el aumento de la producción de hormonas tiroideas (hipertiroidismo) o la escasez de producción (hipotiroidismo).

En edad infantil, aparte del hipotiroidismo autoinmune (puede detectarse mediante el screening neonatal) se presentan otros problemas tiroideos añadidos como  la elevación leve aislada de tirotropina (TSH). Se trata de una alteración transitoria en la mayoría de casos.

En los desórdenes tiroideos es frecuente la aparición de bocio (agrandamiento de la glándula tiroides). Puede ser que se presenten signos y síntomas de hiper o hipotiroidismo o bien, de ambas condiciones a la vez.

Las personas con hipertiroidismo se sienten nerviosas y ansiosas, costándoles permanecer quietas por periodos prolongados. Se sienten acaloradas, cansadas y sudan con mucha facilidad. Frecuentemente tienen diarreas, temblores y latidos del corazón rápidos, incluso cuando están en reposo. Además, se caracterizan por tener los ojos sobresalidos más de lo normal, tener un bajo peso y tener hambre la mayor parte del tiempo (aún después de comer).

Su tratamiento depende de la causa y de la gravedad de los síntomas: tratamiento farmacológico para modular la función tiroidea (medicamentos antitiroideos), yodo radiactivo (destruye la tiroides y detiene la producción excesiva de hormonas) e incluso a la cirugía para extirpar la tiroides en casos graves.

Si la tiroides es destruida por radiación o extirpación, el paciente deberá tomar tratamiento farmacológico que sustituya la función de la hormona tiroidea durante toda la vida.

Las personas con hipotiroidismo padecen debilidad corporal, dolor de músculos y articulaciones. Además, se caracterizan por tener la piel seca, escamosa o uñas o cabellos delgados y quebradizos. Aumentan de peso repentinamente, tienen ronquera, les cambia la voz al hablar, padecen somnolencia y problemas para pensar de forma clara (se olvidan de las cosas y se confunden), tienen problemas para respirar y sus latidos del corazón se vuelven lentos.

 El tratamiento del hipotiroidismo consiste en la administración de las hormonas que escasean.

En función del tipo de hipotiroidismo el tratamiento sustitutivo es para toda la vida. El fármaco más utilizado es la levotiroxina y precisa de un control de los niveles en la sangre periódicamente.