ACEITE DE PALMA
El aceite de palma se obtiene del fruto de un tipo de palmera.
La palma aceitera se cultiva en países tropicales, donde a menudo representa una base importante para las economías locales, así como una materia prima para la industria local.
Es rico en vitaminas A y E y se ha usado desde hace años en la industria alimentaria. En algunos países, además, lo utilizan para cocinar.
Este tipo de aceite, junto al de coco, se caracteriza por su riqueza en ácidos grasos saturados, contiene entre un 40 y 45 %, principalmente palmítico.
Los demás aceites vegetales como el de oliva, girasol o maíz contienen otro tipo de ácidos grasos. El de oliva concretamente contiene ácidos grasos monoinsaturados (principalmente oleico) y los aceites de semillas ácidos grasos poliinsaturados (principalmente linoleico).
En la actualidad, este tipo de grasas se ha convertido en la materia prima con la cual poder elaborar una amplia gama de productos tanto de la industria alimentaria como de la cosmética.
Los fabricantes utilizan este tipo de grasas por su bajo coste pues es más barato que otros como por ejemplo el de soja.
Una de las características más apreciadas por la industria es su temperatura de fusión, que le permite permanecer sólido a temperatura ambiente manteniendo al mismo tiempo una textura sedosa y untuosa. Ésta permite sustituir a otros productos como la mantequilla o las grasas hidrogenadas. Además, se conservan mejor.
Vegetal no siempre es sinónimo de saludable
La industria de la alimentación lo emplea como producto añadido a otros alimentos como los helados, margarinas, natillas, cremas y coberturas, pizzas, sopas, snacks, platos preparados, bollería y pastelería.
También es utilizado por diferentes cadenas de restauración de comida rápida.
Hasta hace bien poco, el consumidor prácticamente no sabía de su presencia en los alimentos ya que en la etiqueta aparecía como “aceites vegetales”.
La mayoría de aceites vegetales son ricos en grasas saludables pero en este caso, el perfil lipídico es similar al de la mantequilla, nata o sebo.
Las recomendaciones de grasas saturadas se encuentran entre un 7 y un 10% del total calórico del día. Su exceso se relaciona con el aumento en el torrente sanguíneo de LDL-colesterol (“colesterol malo”) y puede llegar a obstruir las arterias a largo plazo, por lo que es un potente factor de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares.
En un estudio reciente liderado por Salvador Aznar Benitah en el IRB de Barcelona, se determina una relación directa entre el consumo de ácido palmítico y la metástasis de células tumorales.
Por otro lado, en relación con su procesado, la EFSA publicó un informe (Process contaminants in vegetable oils and foods) en el que remarcaba el carácter carcinógeno de una familia de compuestos denominadas ésteres glicidílicos de ácidos grasos, que se forman por el tratamiento de los aceites vegetales a altas temperaturas (a más de 200ºC). Algo habitual en el caso del aceite de palma, ya que este proceso es necesario para eliminar su marcada apariencia rojiza y mejorar su sabor y olor.
Tampoco es beneficioso para el medio ambiente
El cultivo de aceite de palma se concentra en Indonesia y Malasia, y está teniendo un fuerte impacto ambiental y social. Hay otros países exportadores del aceite como Papúa Nueva Guinea, Colombia, Tailandia, Camboya, Brasil, México y África occidental.
La expansión de monocultivos intensivos de plantaciones de aceite de palma, especialmente en el sudeste asiático, se ha asociado con la deforestación de los bosques tropicales, la apropiación de tierras pertenecientes a comunidades autóctonas, abusos contra los derechos humanos y la muerte de ejemplares de diferentes especies animales, como por ejemplo los elefantes, orangutanes y tigres de Sumatra.
Según la UNEP (Programa medioambiental de Naciones unidas), las plantaciones de aceite de palma son la principal causa de la deforestación en Malasia e Indonesia. Aproximadamente el 70% de las plantaciones de palma en Indonesia y el 50% en Malasia, están situadas en zonas que previamente eran bosque tropical.
¿Sabes leer la etiqueta para localizar el aceite de palma en los alimentos que compras?
La concienciación sobre el uso de aceite de palma ha aumentado desde que en el 2014 la ley obligó a las empresas a especificar sobre el tipo de aceite que emplean en la elaboración de sus productos alimenticios. Hasta entonces el consumidor no era muy consciente de cuanto aceite de palma introducía en su alimentación diaria.
Aún así, todavía hay algunos fabricantes y distribuidores de alimentos que evitan su mención en el etiquetado. En ocasiones, su presencia está camuflada en otros nombres como por ejemplo:
– Aceite de palmiste.
– Grasa vegetal (palma).
– Grasa vegetal fraccionada e hidrogenada de palmiste.
– Sodium Palmitate.
– Estearina de palma (Palm stearin).
– Palmoleina.
– Oleina de palma (Palmolein).
– Manteca de palma.
– Elaeis guineensis (nombre científico de la planta).
Consejos nutricionales para evitar el exceso de grasas saturadas:
Si quieres evitar consumir aceite de palma limita todo lo posible los alimentos pre-cocinados, procesados, la bollería y la pastelería industrial. A parte de contener grasas saturadas , son ricos en azúcares simples y energía.
Prepara los alimentos en casa. Para cocinar y aderezar las ensaladas utiliza aceites más saludables, como el de oliva.
Lee las etiquetas para poder escoger los productos en los que el aceite de palma se haya sustituido por el de girasol, por ejemplo.
Busca la etiqueta de certificación de la RSPO. Aunque todavía está poco implantada en nuestro mercado, distingue a productos de empresas que han dado un paso adelante para conseguir una producción más sostenible.