HIDRATACIÓN Y DEPORTE (I)

El agua es el elemento más abundante de nuestro cuerpo, representa entre la mitad y las cuatro quintas partes del peso corporal. Sólo en el musculo esquelético concentra alrededor de un 77%.

Es esencial para la vida y desempeña multitud de funciones:

  • Es el principal  componente de la sangre, la linfa y todas las secreciones corporales (agua extracelular).
  • Es un componente vital de las células (agua intracelular).
  • Tiene función termorreguladora, a través de la sudoración regula el calor.
  • Tiene función desintoxicadora de los desechos que el cuerpo no necesita, a través de la orina.
  • Interviene en todas las etapas de la digestión, proceso de absorción y metabolismo.
  • Es el medio de transporte de los nutrientes a las diferentes células.
  • Tiene acción lubricante para las articulaciones.
  • Interviene en la regulación sanguínea de electrolitos.

No todos precisamos la misma cantidad de agua. Depende del equilibrio en el volumen y concentración osmótica para una correcta función biológica.

Entre los factores más importantes se encuentran:

  • La sudoración:

Las personas que sudan mucho, necesitan mayor cantidad de agua. Diariamente, el organismo puede llegar a fabricar de 500 ml a 5 litros, e incluso hasta 10 cuando se realiza deporte con una intensidad y duración elevada.

Las altas temperaturas y la humedad ambiental también incrementan la producción de sudor.

  • La edad:

Los niños tienen aumentadas las necesidades hídricas respecto a los adultos. Por ejemplo, los bebés tienen entre 3 y 4 veces más elevadas las necesidades de líquidos frente a los adultos.

Normalmente, un adulto sano precisa alrededor de 2,5 litros diarios de agua. Su procedencia será a través de los líquidos, la mayoría de alimentos (a excepción de los aceites y grasas) y la formación endógena del propio organismo en el proceso de metabolismo.

Si no realiza deporte, debe beber aproximadamente 1,5 litros diarios de agua. Los deportistas, deben incrementar hasta 6 veces dicho consumo.

Durante la práctica de ejercicio físico se pierde agua por transpiración insensible y sudoración (a través de la piel); y en el aire espirado. Para evitar la aparición de deshidratación es imprescindible una reposición adecuada.

En tan solo 1 hora de práctica deportiva, el deportista puede perder 1 litro de agua o más, dependiendo de la duración, humedad y temperatura ambiental.

Si la temperatura supera los 37°C se tendrá que aumentar la toma de líquidos unos 200 ml por cada grado de más. Si no, no será posible la reposición de las pérdidas y aparecerá la deshidratación. Mientras antes aparece, menor será el rendimiento por aparición de fatiga.

El rendimiento es visiblemente menor con tan sólo la pérdida de agua es del 2% del peso corporal. Cuando es superior al 10% hay un riesgo aumentado de colapso cardiovascular.