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AYUDAS ERGÓGÉNICAS EN EL DEPORTE, ¿SON NECESARIAS?

Muchos deportistas buscan soluciones para aumentar  su capacidad física  y por tanto una mejora en su potencial para competir en el deporte que practican.  Ello se puede conseguir fundamentalmente por tres vías: optimizando su capacidad de producir energía metabolicamente, incrementando la capacidad funcional de la maquinaria muscular y mejorando la capacidad competitiva.

Actualmente existen diferentes ayudas ergogénicas, siendo las farmacológicas y nutricionales las que tienen más seguimiento.

Algunas de las más conocidas entre las primeras se encuentran la carnitina, creatina, bicarbonato sódico, lecitina, etc.

Entre las segundas suplementación con macronutrientes (bebidas deportivas-energéticas, dieta de supercompensación de carbohidratos, suplementos proteicos (hidrolizados, pastillas), suplementos con aminoácidos ramificados, TG de cadena media o ácidos grasos omega 3, etc.

La finalidad de utilizar ayudas ergogénicas, para mejorar la capacidad física, va encaminada sobre todo a limitar los efectos fatigantes del ejercicio, tanto intenso como prolongado. Ello se puede lograr, principalmente por un aumento previo de la fuerza o capacidad muscular (hipertrofia muscular), como por iniciar el ejercicio con mayor cantidad de reservas energéticas (glucógeno) o de transportadores de oxígeno (glóbulos rojos).

Durante el esfuerzo, se tratará de evitar la acumulación de factores fatigantes, tanto del metabolismo anaeróbico (en ejercicios de alta intensidad), tales como lactatos, acidificación muscular, etc., como del aeróbico (ejercicio prolongado y de resistencia), tales como deshidratación o hipoglucemia.

Este tipo de ayudas pueden llegar a ser útiles siempre que se utilicen cuando es necesario. Por ejemplo, la carnitina es muy utilizada entre los deportistas de alto nivel. Este aminoácido nitrogenado no proteico se encuentra sobre todo en el músculo esquelético, donde proporciona energía (ATP) de gran calidad en el metabolismo anaeróbico alactácido. El problema es que solo dura unos pocos segundos durante un esfuerzo intenso, pues su almacenamiento es limitado. Si vas a la piscina y estás solo 45 minutos nadando, por ejemplo, no hará ningún efecto.

Cuantas más investigaciones se hacen sobre el posible efecto de suplementos nutricionales sobre el rendimiento o la salud de los deportistas, más se llega a la conclusión de que con una buena alimentación, suficiente en cantidad y equilibrada en calidad, no hace falta suplementación alguna.

Asimismo se comprueba que el exceso en megadosis de algunos nutrientes, tipo vitaminas o minerales, no sólo no mejora la capacidad física del deportista, sino que puede incluso resultar perjudicial para su salud y por tanto para el rendimiento deportivo.

Otra cosa es que la persona tenga déficits de algunos de ellos y la correspondiente ingestión de los mismos evite una patología y favorezca la normalización metabólica de la persona.

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