¿QUE SABES DE LAS GRASAS?
Su principal función es de reserva energética, en concreto los triglicéridos (contienen 3 ácidos grasos unidos a un glicerol).
Aun así, las grasas también tienen otras funciones: actúan como aislante térmico contra el frío y de envoltorio protector de órganos vitales, intervienen en la síntesis de estructuras como membranas celulares y tejido nervioso y transportan vitaminas liposolubles (A, D, E y K).
El colesterol, por su parte, es precursor de otros compuestos como sales biliares, hormonas sexuales (estrógenos, gestágenos y andrógenos) o la vitamina D.
Las grasas animales son sólidas a temperatura ambiente y se encuentran principalmente en el tejido adiposo que se sitúa formando una capa bajo la piel. Se llaman sebos y mantecas.
Suelen estar formadas por ácidos grasos saturados, que en exceso pueden aumentar el riesgo de aterosclerosis.
Los aceites de coco y palma también son alimentos ricos en ácidos grasos saturados.
Las grasas vegetales son líquidas a temperatura ambiente y se denominan aceites.
Suelen estar formadas por ácidos grasos insaturados (monoinsaturados y poliinsaturados omega 6), al igual que el aceite de los pescados (poliinsaturados omega 3).
Los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados actúan como sustancias cardioprotectoras.
Los denominados ácidos grasos esenciales (ácido linoleico y ácido alfa linolénico) son imprescindibles para la vida pero no pueden ser sintetizados por nuestras células, por ello es necesario aportarlos diariamente a través del consumo de alimentos.
Los expertos recomiendan que entre el 30 y el 35 % del total energético proceda de las grasas.
El mínimo recomendable de estos nutrientes es de un 15 %; por debajo de este pueden aparecer síntomas de carencia.
Cuando hay deficiencia de ácido linoleico aparecen síntomas como cambios de personalidad y/o de comportamiento, alteraciones biliares, alteraciones en la cicatrización, alteraciones renales, temblores musculares, alteraciones cutáneas (acné), alteraciones cardiovasculares, esterilidad masculina, etc.
Por la deficiencia de ácido linolénico aparecen síntomas como alteración del crecimiento, retraso del aprendizaje, hormigueo en las extremidades, alteraciones de la coordinación motora y alteraciones visuales.