ANEMIA DURANTE EL EMBARAZO

La anemia ferropénica aparece por insuficiencia de glóbulos rojos o por la capacidad reducida de estos para transportar oxígeno.

Su principal causa es el déficit nutricional de hierro. Las necesidades de este mineral aumentan durante la gestación debido al mayor volumen de sangre, a la fabricación de tejidos fetales y placentarios, y al almacenamiento propio del bebé.

Entre los principales síntomas de la anemia ferropénica se encuentran la fatiga, vértigo, mareos, dificultades para respirar con normalidad, taquicardia y palidez en la piel, labios, uñas, palmas de las manos o la parte inferior de los párpados.

Si a través de la dieta no es posible cubrir las necesidades de hierro es probable que el médico prescriba algún suplemento.

Este mineral es abundante en alimentos como las vísceras (hígado y riñones), carnes y pescados y algunos alimentos vegetales como las legumbres, cereales y verduras. El hierro de los alimentos de origen animal se asimila tres veces mejor que el contenido en las verduras o los cereales.

Algunas sugerencias:

– Comer carnes o pescados al menos una vez al día. Son ricos en hierro y sus proteínas favorecen la asimilación del hierro procedente de las féculas o verduras que completan el menú.

– Incluir algún cítrico en los menús. La vitamina C que contienen favorece la asimilación de hierro del menú.

– Evitar el exceso de alimentos integrales. El salvado y el ácido fítico que contienen reducen la asimilación de hierro.

– Consumir los lácteos entre horas, en el desayuno, merienda y tentempiés. El alto contenido en calcio pueden reducir la asimilación de hierro en las comidas principales.

– Tomar té fuera de las comidas principales. Su contenido en taninos dificultan la asimilación de hierro.

– Consumir alimentos enriquecidos con el mineral.

– Aunque los suplementos a veces dan molestias como estreñimiento, dolor de estómago o náuseos, no los dejes de tomar, pide al médico otro formato de hierro (hay pastillas, viales y polvos.